Territorialidad / (In)Corporalidad

¿Y si una pintora polaca -que desde analogía del pájaro pintado- decide librarse de la pintura e insertar en la tradición del contexto ajeno (la tradición no necesita nativos), mientras el proceso del despintamiento revela su condición entre zonas?

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Pico con plumas caudales y con las plumas caudales pico -eslabones de la cadena, en un impulso obligatoriamente primitivo- multiplicadas por series vuelan las aves incansables, con sus rutas marcando el cielo.

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Y si viajar es perderse, y esa confusión es lo que inconscientemente atrae a cada viajero, pues sí, debería de sentirse privilegiada al lograr esos objetivos. 

“¿Me siento?” – lanzó la pregunta para sus adentros.

Viajamos para encontrar lugares, otras casas, nuevas “como nuestras casas”. Y ya no importa en cuál de ellas una se despierta.

Cuando se enojaba veía sólo las diferencias y divisiones, y sin embargo mientras estaba de buen humor tendía a unificar todo y todos. Crear misteriosas redes de conexiones, puntos comunes y capas sobrepuestas como estratos entremezclados, que se absorben unos con otros. Hasta el grado de la confusión. Porque nos separamos de lugares, desprendemos de lo acostumbrado y de todo lo que en antaño era nuestro horizonte con sus puntos de referencia. El ruido del fondo, la gama cromática, escenario… regresan como oleaje de recuerdos 

-¡maldita nostalgia! me choca que fuera tan cliché, a pesar de creerme (ridículamente) tan tan original.-

Pues realmente somos muchos así. Venimos por series. Como las casas del fraccionamiento. Con el tiempo, a veces, nos individualizamos un poquito, pero la base con cuál nos han hecho es seriada. Algo como las copias, sin embargo imperfectas.

1 comentario en “Territorialidad / (In)Corporalidad”

  1. Podemos ser extraños, en ocasiones, no sólo respecto del espacio sino de ciertas trayectorias históricas que nos formaron. Los hábitos y gustos de las nuevas generaciones, cada vez más fugaces, vuelven raros comportamientos que en otros tiempos se vivieron como identidad nacional. ¿Cómo actuar entre lo que considerábamos normal y lo transgresor que nos fascina y desestabiliza? ¿Qué tipo de consenso social es posible en este juego incesante entre pertenecer y salir?

    El extranjero no es sólo el excluido de la lógica social predominante. Es también el que tiene un secreto: sabe que existe otro modo de vida, o existió, o podría existir. Si es un extranjero en su propia sociedad, un extranjero-nativo, sabe que hubo otras formas de trabajar y divertirse, de comunicarse y trazar el horizonte, antes de que llegaran turistas, empresas trasnacionales o jóvenes que cambiaron los modos de hablar y hacer. Una de las experiencias de extranjería perturbadoras respecto de lo “propio” es la del migrante o exiliado que retorna a su país de origen diez años después y, al expresarse frente a sus connacionales con gestos o palabras que ya no se usan, escucha que le preguntan “¿usted no es de aquí, verdad?”

    https://drive.google.com/file/d/1cTQweHEJgQwmvWsRsih5REEG8Y0Zm_dB/view?usp=drivesdk

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