La frase ‘’aquí hay dragones’’ se utilizaba para referirse a territorios desconocidos, peligrosos o que nunca han sido explorados. Era común verla en antiguas cartografías, cuando los continentes aun no cobraban su forma gráfica actual.
El territorio es metafísico.
Si un perro orina fuera de su territorio, el territorio de los dragones se vuelve de los perros.
Pertenecemos a una tierra imaginaria: nuestra colonia, nuestra calle.
¿En qué momento un wanderluster decide ir a casa?
Para escribir la guerra de castas solo se necesitaron dos cartas apócrifas.
La historia que consumimos también es ficción.
El vendedor de escobas es uno con el monumento.
Como la avispa y el higo forman un solo cuerpo.
El concepto que pueda hacerse uno de un hecho urbano siempre será diferente al tipo de conocimiento de quien vive aquel mismo hecho. (Rossi, 1966)